Los ácidos grasos omega-3 y omega-6 aportan múltiples beneficios para el organismo de los perros y gatos, aunque deben administrarse en una proporción correcta para evitar efectos perjudiciales.
Los ácidos grasos esenciales (EFA) o ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) son nutrientes con una alta relevancia en la dieta, ya que sus compuestos precursores no se pueden sintetizar por el organismo. Al igual que las vitaminas, deben ser aportados en la alimentación.
Los dos principales grupos de PUFA que existen son los ácidos grasos omega-3, que derivan del ácido α-linoleico (ALA) y se convierten a su vez en ácido eicosapentanoico (EPA) y ácido docosahexonoico (DHA); y, por otro lado, los ácidos grasos omega-6, ácido linoleico (AL) y el ácido araquidónico (AA), que centrará nuestro interés (ver cuadro). Los EFA se obtienen de diferentes fuentes, principalmente semillas, frutos secos y pescado azul. En este caso, el omega-3, que constituye el grupo de mayor interés, se obtiene principalmente del pescado azul, algas y krill; estas dos últimas fuentes son las mejores opciones de obtención directa de DHA y EPA de forma natural.
Tanto los omega-3 como los omega-6 son esenciales para el organismo y de ahí deriva la importancia de la proporción en la que debemos administrarlos. Una carencia de omega-3 o un exceso de omega-6 pueden favorecer la aparición de algunas enfermedades, o empeorar las ya existentes.
Se ha demostrado que los PUFA aportan múltiples beneficios en su uso terapéutico y profiláctico dentro de los diferentes campos de la medicina veterinaria.
Dermatología
- Disminuir procesos inflamatorios cutáneos.
Los EPA (omega-3) se caracterizan por su acción antiinflamatoria a nivel cutáneo, y además contrarrestan los efectos inflamatorios que puede producir el exceso de AA (omega-6) que, al contrario que los primeros, es el precursor eicosanoide más importante y da lugar a la formación de metabolitos proinflamatorios. Una proporción adecuada de omega-6 y omega-3 afectará directamente a la concentración de estos en la membrana celular, lo que hará disminuir los eicosanoides con efecto proinflamatorio (AA) y aumentará los menos inflamatorios (EPA).
- Permeabilidad cutánea.
El AA es esencial para el mantenimiento de la barrera permeable cutánea y ayuda a restaurar el equilibrio de la barrera hidrolipídica, de ahí radica su importancia en problemas de queratinización (seborrea, adenitis sebácea, dermatitis atópica, ictiosis, etc.). Aquellos animales con niveles deficientes de ácidos grasos pueden presentar piel escamosa y seca.
- Dermatitis atópica y procesos alérgicos.
Los signos clínicos como prurito, eritema, alopecia, pápulas, pústulas y erosiones se relacionan comúnmente con atopia, procesos alérgicos, complejo granuloma eosinofílico, dermatitis miliar, etc. Estos signos clínicos disminuyen en perros y gatos alimentados con ácidos grasos omega-3 (EPA y DHA), sin embargo, hay que tener en cuenta que nunca servirían como único tratamiento. La combinación con otros fármacos relacionados (oclacitinib, cilcosporina, lokivetmab, corticoesteroides, etc.) puede proporcionar una buena sinergia y ayudar a disminuir la dosis del tratamiento principal.
Cardiología
- Daño cardiaco.
Como hemos mencionado, el aporte de omega-3 (EPA y DHA) ayuda a reducir la formación de eicosanoides proinflamatorios, disminuyendo el daño que se produce en el miocardio a causa de la isquemia y reperfusión debida a la formación de radicales libres.
- Regulación presión sanguínea.
Los omega-3 son precursores de mediadores inflamatorios con acción vasodilatadora; de esta manera, aumentan la disponibilidad de óxido nítrico gracias a la reducción de la síntesis de angiotensina II y ayudan al control de la presión arterial.
- Ritmo cardiaco normal.
Los EPA favorecen la inhibición de la formación de leucotrienos por la lipooxigenasa por lo que mejoran la contractilidad cardiaca. Al reducir el estrés oxidativo, pueden ayudar a restablecer el ritmo cardiaco tras sufrir una fibrilación atrial. También se han descrito efectos antiarrítmicos y cardioprotectores.
- Agregado plaquetario.
Se ha demostrado el efecto antiagregante de los omega-3 y es recomendable
el aporte de EPA y DHA en pacientes con cardiopatías.
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