Saber organizarse en los ajetreados días de un centro veterinario puede parecer complicado.
Pero si se aplican unos sencillos consejos, no solo es fácil, sino que mejora, y mucho,
la convivencia entre compañeros.
Como todos sabemos, cada día nuestras labores van en aumento y cada vez somos más importantes en el desarrollo de las distintas tareas diarias, tanto en los pequeños consultorios, como en los grandes hospitales veterinarios. La formación continua es muy importante y ayuda a mejorar y a aprender cada vez más. Actualizar los conocimientos hoy en día no es opcional, pues la medicina veterinaria está en continuo
crecimiento, pero hay pequeños detalles que debemos dominar para ser los mejores y convertirnos en la mano derecha que, a mi parecer, cada veterinario necesita.
Puntualidad
Para poder tenerlo todo organizado, limpio, hacer las gestiones oportunas en recepción y poder atender a los propietarios y a sus mascotas de manera correcta se necesita un recurso que a veces puede ser difícil de gestionar, el tiempo. A las diez de la mañana nuestro centro abre sus puertas al público. Cuando esto ocurre yo ya he encendido todos los ordenadores y he puesto a calentar las maquinas (hemograma y bioquímica). Cuando entran los primeros clientes todo está listo para comenzar un día con el pie derecho. Si comenzamos nuestro día laboral tarde, se nos retrasarán todas las citas.
Prioridades
Organizar las labores por prioridades es un pilar fundamental para que el transcurso de la agenda no nos “atropelle”. Por ejemplo, si tenemos un hospitalizado que se va a quedar en la clínica todo el día, podemos medicarlo y mientras la medicación va pasando por el sistema, podemos ayudar al veterinario a pasar una consulta, dejarle preparada la ficha del paciente, pesarlo, pasarlo a la consulta y tener listo todo lo necesario, como por ejemplo vacunas, desparasitaciones, instrumental adecuado para cada circunstancia, etc.
Si vamos a pasar una consulta de especialidad, como oftalmología, prepararemos la lámpara de hendidura, por ejemplo; de esta forma todo el procedimiento fluirá sin interrupciones y, por consiguiente, la duración de dicha consulta se verá reducida. Cuando haya finalizado, podremos dedicarle más tiempo al animal hospitalizado para darle de comer, sacarle a dar un paseo y ofrecerle unos mimos, que nunca están de más.
A veces, nos hacemos una idea equivocada al pensar que si algo se hace rápido está mal hecho; ni mucho menos, es cuestión de organizarse. En las consultas, podemos ser de gran ayuda: apuntar en el historial la anamnesis que el veterinario está haciendo en ese momento, cargar las vacunas, preparar medicación, si
este fuera el caso, etc. Si salimos de la sala cada vez que necesitamos algo, la consulta se verá interrumpida y no fluirá de manera correcta y el tiempo se verá aumentado.
Centro de pequeñas dimensiones
El centro donde desempeño mis funciones es pequeño, pero muy bien equipado, lo cual nos permite hacer muchas cosas, y yo soy el único ATV. Esto me ha permitido darme cuenta de la importancia de la gestión del tiempo para poder realizar todas mis tareas. Hay que señalar en este punto que mis compañeros veterinarios me ayudan bastante.
En el laboratorio
En nuestro día a día, desempeñamos muchas funciones distintas, y entre ellas, las tareas de laboratorio. A veces se juntan muchas pruebas a la vez y he podido comprobar que con un orden adecuado se pueden hacer todas de manera que no tenga que saturarme. Si extraigo la sangre y la pongo a procesar en los
aparatos de hemograma y bioquímica, me da tiempo para hacer las radiografías y el electrocardiograma
y, de esta forma, puedo hacer un preoperatorio completo en menos de quince minutos.
En quirófano
En el quirófano la preparación es fundamental. Tenerlo todo listo para utilizar, limpio y el animal en óptimas condiciones de higiene requiere un tiempo muy valioso. Preparar el material adecuado para cada cirugía puede ser tedioso a veces. Por ello, lo mejor es consultar con antelación con el cirujano el material que va a poder necesitar. Si sabemos que hay una mínima posibilidad de necesitar alguna cosa aparte de lo convencional, lo mejor es tenerlo preparado y volver a guardarlo si no se llega a utilizar, que buscarlo en el caso de que sea necesario.
Extraído de Dragomir Denchev, La gestión del tiempo en el centro veterinario, Ateuves 85, págs. 6-9.
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