Para comprender la complejidad de los factores e interrelaciones existentes en un sistema orgánico, veremos como ejemplo el sistema urinario, formado por los riñones, los uréteres, la vejiga y la uretra.
Los riñones son órganos que se deterioran debido a la muerte de las nefronas en un alto porcentaje de perros y gatos conforme envejecen. Por supuesto, también pueden verse afectados por otras patologías, ya sean enfermedades congénitas (riñones poliquísticos en gatos persas, enfermedad renal familiar en el Cocker, Doberman, Caniche, Lhasa Apso, Shih-Tzu, etc.) o adquiridas (cálculos, etc.). Estos órganos tienen diversas funciones:
- Mantienen el equilibrio del medio interno.
- Producen amoniaco, que interviene en el mantenimiento del equilibrio ácido-básico en el organismo.
- Secretan renina, que interviene en la regulación de la presión arterial.
- Colaboran en la formación de hematíes por la acción de la eritropoyetina.
La enfermedad renal suele estar asociada a otras patologías, puesto que su prevalencia aumenta con la edad. Por ello, afecta a animales que generalmente sufren ya otras lesiones o una alteración de la funcionalidad de otros órganos, por ejemplo corazón e hígado, por lo que tendremos que tratar en primer lugar la afección más grave.
También puede existir una complicación en el mismo sistema urinario, como puede ser una insuficiencia renal concurrente con una obstrucción uretral por cálculos de estruvita, una patología cuyo tratamiento dietético no es compatible con el de la insuficiciencia renal.
- ¿Cómo funciona el sistema urinario?
- El sistema urinario está compuesto por los riñones, los uréteres, la vejiga y la uretra. A los riñones llega sangre por medio de las arterias renales para que se lleve a cabo su depuración.
Una vez depurada la sangre, es devuelta por la vena renal hasta la cava caudal, que la conduce al corazón. Los desechos se concentran en la orina, que se almacena en primer lugar en la pelvis renal y después fluye por medio de los uréteres hasta la vejiga, donde permanece hasta su eliminación al exterior a través de la uretra.
Tipos de insuficiencia renal
La insuficiencia renal (IR) puede ser el resultado o el inicio de la enfermedad renal y se considera que existe cuando menos del 25% de las nefronas son funcionales. Hasta ese momento, las que permanecen inalteradas compensan la falta de actividad de las otras mediante una hiperfunción.
Se habla de IR cuando el riñón es incapaz de realizar sus funciones, principalmente la de filtración, por lo que se retienen en la sangre productos del catabolismo celular como urea, ácido úrico, fenoles, sulfatos, etc. También se producen variaciones en el equilibrio hidrosalino.
El término uremia o azotemia hace referencia a la acumulación de compuestos nitrogenados en sangre, típica en los casos en que existe insuficiencia renal. Podemos diferenciar diversos tipos de uremia según la localización de la lesión, que también influye sobre el enfoque del tratamiento dietético.
Uremia prerrenal

Al restringir el nivel de proteínas en la dieta de los pacientes renales se evitan los signos de uremia, pero se debe prestar atención al desarrollo de insuficiencia proteica.
Aparece como consecuencia de alteraciones circulatorias debidas a deshidratación, hemorragia, hipotensión, insuficiencia cardiaca congestiva (ICC) o hipoadrenocorticismo.
Estas patologías producen una disminución de la filtración renal. También se puede deber a un aumento del catabolismo de proteínas, por el consumo de dietas que las contengan en exceso o de fármacos catabólicos (como glucocorticoides, tetraciclinas, etc.).
Uremia renal
Debida a lesiones en el riñón. Generalmente las detectamos cuando el daño renal está avanzado, y el número de nefronas funcionales es inferior al 25%. Suelen predominar las lesiones orgánicas, como en las nefritis del perro o en las hidronefrosis por litiasis de perros y gatos, etc. Los síntomas son: poliuria (por la pérdida de la capacidad del riñón de concentrar la orina), azotemia, hiperfosfatemia, etc., que se detectan por pruebas de laboratorio (análisis de sangre y urianálisis).
Estas alteraciones producen unos síntomas inespecíficos como son: inapetencia, letargo, vómitos y diarrea, polidipsia y poliuria, pérdida de peso, pérdida de brillo en pelo, etc. Existen también otros más característicos como: deshidratación, adelgazamiento, palidez, úlceras orales, olor oral a orina, retinopatías, trastornos circulatorios y sintomatología nerviosa, con convulsiones en las últimas fases.
Uremia posrenal
Por obstrucción de las vías excretoras (uréteres, vejiga o uretra) debida a cálculos, tumores, hernias, etc., o a consecuencia de reabsorciones de productos nitrogenados en roturas o perforaciones.
Las dietas renales deben ser bajas en proteínas, en contenido de fósforo y de sodio y tamponadas contra la acidosis Click Para TwittearDietas bajas en proteínas
Las dietas especialmente pensadas para pacientes con patologías renales se diferencian de las convencionales en cuatro aspectos:

La dieta para tratar la uremia o insuficiencia renal debe contener una proporción reducida de proteínas pero de alto valor biológico, debe ser baja en contenido de fósforo y sodio, y estar tamponada contra la acidosis.
En resumen
La dieta para tratar la uremia o insuficiencia renal debe ser baja en cantidad de proteínas, pero de alto valor biológico, baja en contenido de fósforo, de sodio, y tamponada contra la acidosis.
Es importante que estos animales tengan siempre disponible toda el agua que precisen. Además, estos enfermos crónicos requieren un control muy estricto, y se deben realizar evaluaciones periódicas ya que es un proceso progresivo e irreversible en el que solo podemos mejorar las condiciones de vida del paciente.
Los pacientes con problemas renales deben tener agua a libre disposición Click Para Twittear*Extraído de: Julio Muñoz Giner. Qué son las dietas de prescripción veterinaria. Ateuves n.º 9, pp. 14-19.